martes, 11 de noviembre de 2014

Jornadas de cocina "Nikkei" en el Hotel Tres Reyes

Como amante de la gastronomía que soy, estoy abierto a probar todo tipo de platos (exceptuando, como ya casi todo el mundo sabe, los que tengan rúcula o coliflor, así como cremas y purés, de los que no soy nada amigo).

La gastronomía internacional va escalando cada día más peldaños entre los gustos de muchos españoles amantes de sabores diferentes a los que estamos más que acostumbrados. Pocos serán los omnívoros sibaritas que se resistan a una buena chuleta de ternera, unas kokotxas de bacalao o un suculento guiso casero, pero como lo cortés no quita lo valiente, para todo hay un momento y un lugar. Y el momento de la cocina internacional en España está ahora mismo en pleno auge.

Si bien hay ciertos tipos de cocina internacional que jamás pasarán de moda por su versatilidad y porque aportan sabores que nos son familiares, como la cocina italiana (la cual hemos incluido en cualquier dieta semanal de cualquier familia española) o americana (burgers y restaurantes de costillares asados), hay otros que por su desconocimiento o sabores fuertes e intensos pueden tener más detractores (senegalesa, coreana, árabe, etc).

En todo caso, si hay que hablar de una cocina internacional que está pegando fuerte en los últimos años, hay que lanzar la vista el otro lado del Atlántico y divisar Perú. O quizá ni eso, porque la cocina peruana y sus variantes desembarcó hace unos años en España y mucho me temo (ojalá todos los temores fueran como este) que, afortunadamente, han llegado para quedarse.

El lector observador se habrá dado cuenta de que he escrito en el párrafo anterior “la cocina peruana y sus variantes”. Porque a la cocina tradicional del país andino, basada en pescados en las zonas limítrofes con el océano Pacífico, cerdo o ternera y con fuerte presencia de cereales, patatas u hortalizas (decir Perú es decir ajíes, chiles, guindillas, pimientos o como queramos llamarlos) en todo el territorio, se unió la cultura gastronómica que miles de emigrantes chinos y japoneses llevaron a Perú a finales del XIX. De ahí surgen las llamadas cocinas “chaufa” (mestizaje chino-peruano) y nikkei (mestizaje japo-peruano). 

El barco Kasato-Maru, en el que viajaron en 1899 los primeros emigrantes japoneses a Perú. Ese viaje fue el comienzo de esta aventura gastronómica tan sublime)

Y de cocina Nikkei (con este término se denomina a todos japoneses que emigraron desde Japón a otros países, no solo a Perú) hablamos, ya que fue la protagonista de la cena que pudimos disfrutar ayer unos cuantos amigos gastronómicos. Gracias a la iniciativa de Victor Sánchez, director del hotel Tres Reyes de Pamplona, dimos el pistoletazo de salida a unas jornadas gastronómicas vinculadas a esta fusión entre dos culturas que, si bien parecen muy alejadas una de otra, quizá su gusto por la cocina sencilla y sabrosa ha sido el artífice de su buen entendimiento.


Y como es de bien nacidos ser agradecidos, a la gran idea de Víctor de organizar estas jornadas para dinamizar el hotel hay que unir la elección del cocinero que tenía que encargarse de preparar los platos. Y bendito sea el momento en el que se le ocurrió llamar a Abel Alberto Mora del restaurante Uasabi de Zaragoza. Este argentino consiguió, junto con su equipo, que disfrutara con una comida como hacía mucho tiempo que no hacía.

Tenía yo ganas de probar la cocina peruana, ya que ahora mismo está considerada como una de las más creativas del panorama gastronómico mundial. Gracias a la labor de muchos cocineros peruanos (Humberto Sato fue el precursor de la cocina nikkei en Perú, hijo de emigrantes del país nipón) que están ejerciendo su labor de embajadores por medio mundo, como Gastón Acurio o Irina Herrera, los sabores del país de los Incas está conquistando a todo aquel que los prueba.




Abel tenía preparados ochos platos más el postre, en lo que pretendía ser un recorrido más o menos amplio por las principales especialidades de la cocina nikkei peruana. Así, a lo largo de la velada fueron apareciendo antes nuestros ojos todo un abanico de colores, formas, texturas y sobre todo, olores. Me sorprendió mucho el olor que algunos platos desprendían según se los servían a mis compañeros, lo que ya me predisponía para disfrutar aún más de lo que ya me esperaba.



La gracia del asunto es que Abel ha conseguido rizar el rizo con su cocina fusión, añadiendo un tercer eslabón más: Aragón se une a Perú y Japón y son frecuentes los guiños a la tierra adoptiva de este argentino en sus platos: ternasco, borraja, cebolla de Fuentes...nada mejor para ganarse la simpatía y el cariño de los aragoneses!

Cebiche de corvina con chicharrón de calamar, makis enormes con diversas envolturas, tempura de borraja con mahonesa de soja, gyozas japonesas rellenas de merluza y mozarella, atún con diversos "apellidos" compartiendo plato, lomo saltado con un interesante toque de comino, la presencia de la quinua tostada y la crema de ají amarillo. Y un postre ácido y refrescante con yuzu y pisco...en fin, es muy difícil expresar con palabras todas las sensaciones que tuve ayer mientras degustaba los platos, pero será difícil olvidar la experiencia. La manera más fácil de volver a disfrutarla será la de buscar la cocina de Abel dentro de la zona de "El Tubo" de Zaragoza y que nos sorprenda con su creatividad y al mismo tiempo sencillez en sus platos.







Espero que los que se hayan animado a participar en estas jornadas disfruten tanto como yo y que sea todo un éxito para el hotel. Victor Sánchez lo merece por haber tomado la decisión de prepararlo todo siendo apenas un recién llegado a la dirección de la empresa. Le deseo todo lo mejor y que podamos disfrutar de más iniciativas tan interesantes como esta!

No hay comentarios:

Publicar un comentario