lunes, 30 de junio de 2014

RISOTTO DE MORCILLA DE ARROZ Y PIMIENTOS DEL PIQUILLO

El risotto es uno de los grandes platos de la cocina italiana, pero es tan sencillo de hacer y tan versátil que lo podemos incorporar a nuestra gastronomía en cualquier momento. Este lleva unos ingredientes tan de aquí como la típica morcilla fresca de arroz, pimientos del Piquillo y queso curado. El resultado es un arroz meloso, de sabores complementarios e ideal para maridar con infinidad de vinos españoles.

INGREDIENTES (para 4 personas):
400 gr. de arroz de grano redondo
Una morcilla negra de arroz (tipo morcilla de Burgos o similar)
Un bote de pimientos del Piquillo de Lodosa (siempre de Navarra, por favor, no los compréis de Perú)
Queso curado (Manchego, Roncal, Cameros, Idiazábal, Pedroches, Castellano, etc)
Un litro de caldo de pollo o de verduras.
Cebolla.
Aceite de oliva virgen extra.
Ajo.
Sal.
Pimienta.

ELABORACIÓN:
Le quitamos la piel a la morcilla, la cortamos a lo largo y la troceamos en pedazos pequeños. Los pimientos los cortamos a la mitad y luego en tiras no muy anchas. Reservamos.
En un perol de tamaño mediano ponemos a pochar media cebolla picada en "brunnoise" en aceite de oliva virgen extra. Cuando la cebolla comience a dorar ligeramente, añadimos la morcilla y los pimientos. Según vayamos cocinando, la morcilla comenzará a deshacerse lentamente, algo que es ideal para conseguir la textura cremosa que buscamos con un risotto.
Cuando veamos que la morcilla ha empezado a ablandarse bien y a soltar su grasa, al mismo tiempo que el pimiento comienza a cocinarse, añadimos el arroz. Lo cocinamos todo junto unos minutos, salpimentamos y comenzamos a añadir el caldo. El caldo lo habremos calentado previamente en el microondas o en un cazo, para que al añadirlo al arroz no rompa el calor que ya hay dentro del perol. Con un cacillo vamos añadiendo caldo, en un principio una buena cantidad y dejamos que empiece a hervir. Debemos ir removiendo de forma habitual, ya que necesitamos que el arroz empiece a soltar el almidón para que quede meloso.
Según veamos que el caldo se va reduciendo, seguimos añadiendo cacillos del mismo y vamos removiendo de forma suave. La morcilla se habrá deshecho casi en su totalidad y habrá teñido de color marrón oscuro nuestro arroz. Continuamos añadiendo caldo hasta que, al probar el arroz, lo encontremos a nuestro gusto, más o menos duro. Lo ideal es que quede entero pero tierno, y sobre todo cremoso.
Cuando consideremos que el arroz está a nuestro gusto, corrigiendo de sal si lo vemos necesario, añadimos el queso recién rallado. Lo habitual es añadir algún queso de pasta dura italiano, tipo Parmiggiano o Granna Padano. Aquí estamos haciendo un risotto a la española, con lo cual lo ideal es utilizar uno de los quesos de pasta dura tan excelentes que tenemos en España. Rallamos dentro del perol una buena cantidad, retiramos del fuego y dejamos reposando tapado durante cinco minutos.
Después solo queda servir. A mi me gusta añadirle una gotas de un aceite de ajo y perejil. Es tan sencillo como batir un ajo y un puñado de perejil fresco en dos dedos de aceite de oliva virgen extra hasta que quede líquido. Metido en un pequeño biberón de cocina es ideal para saltear carnes, pescados, verduras o setas y para, como en este caso, dar un toque sabroso y de color a este risotto tan especial.


miércoles, 4 de junio de 2014

Confituras Goya: la esquina más dulce de Pamplona





Tenemos que remontarnos a 1886, cuando Manuel Goya abrió en la calle Mateo Moraza de Vitoria el primer establecimiento de Confituras Goya, vendiendo al mismo tiempo dulces y velas: es lo que tiene usar como materia prima un producto como la miel.

Pasaron los años y las generaciones: fusiones de familias vitorianas, nacimiento de nuevos productos y consolidación del negocio con la apertura de nuevos establecimientos. Así hasta contar con ocho tiendas y un obrador en Vitoria, a la que hace un par de años se sumó la tienda Goya de Pamplona, más conocida como "la esquina más dulce de la ciudad".

Trufas de chocolate, mermeladas gourmet, bombones de molde, galletas saladas, tartas nupciales, pastas, frutas vascas, repostería selecta de todo tipo de formas, tamaños y sabores...y la seña de identidad de la marca: los "vasquitos y nesquitas", que dentro de su famosa caja de lata han recorrido medio mundo y evocan recuerdos de la infancia cuando muchos ven la caja y recuerdan la que había en casa de su abuela, sustituyendo los bombones por fotos, sellos, hilos o cualquier cosa que se quiera guardar con cariño. Y en fechas señaladas, no pueden faltar productos como turrones en Navidad, "huesos de santo" en Semana Santa o rosquillas por San Blas, entre muchas otras cosas. No hay excusas, siempre es fácil encontrar alguna cosa que satisfaga las necesidades de cualquier cliente.

Hoy Confituras Goya ocupa un destacado lugar entre las mejores 50 pastelerías de España, y tanto desde Vitoria como desde Pamplona se esfuerzan día a día por endulzarnos un poco la vida, no solo con sus productos, sino con multitud de propuestas culturales y de ocio, participando de todas las propuestas que surgen para dinamizar el comercio de ambas ciudades. 

En las fotos podéis parte del surtido de productos de la tienda Goya de Pamplona, en un espectáculo de color increíble. Es un pequeño regalo para mi amigo Rafael, siempre tan cordial y amable con este humilde juntaletras, y para Mila, siempre al pie del cañón detrás del mostrador de Goya y que fue mi cómplice para poder hacer las fotos de las tartas un sábado por la mañana entre buenos ratos de charla. Para ambos, gracias por vuestra amistad!.











































Fue un auténtico placer contar con la complicidad de Mila, que pasa mañanas y tardes detrás del mostrador de la tienda de Pamplona y que fue mi cómplice para hacer todas estas fotos de los productos Goya y que hoy quiero dedicarle a Rafael Velázquez Goya, auténtico jefe de la "esquina dulce" y que ha sabido transmitir la esencia de Goya a todos los pamploneses. Rafa, gracias por tu amistad!